Fito Páez
Teatro Diana cantó
por: Leonardo Ramirez y foto: Julio Razo
La noche del martes 7 de mayo, el Teatro Diana cantó. Como una garganta común, la selección de canciones que hizo Fito Páez para encantar a su público, fue cantada de principio a fin en un concierto que no tiene menor descripción a asombroso.
Y es que Fito Páez es uno de los grandes del rock argentino. Ya con cuarenta años de experiencia, no sólo se sobre entiende el hecho de que tenga seguidores en México que estaban más que entusiasmados de verlo en vivo, también se puede dilucidar el hecho de que todos los presentes cantaran al unísono. Como si las canciones hubieran sido escritas para que un coro de incontables almas, las acompañasen.
La gente empezaba a llegar al recinto con una evidente expectativa. Y la emoción iba creciendo conforme el interior del teatro se llenaba. Los asientos hacían que todos tomaran posición para dejarse llevar por las letras positivas y esperanzadoras del rockero. Con esas canciones baladezcas que conmueven y alegran a muchos corazones. Y es seguro que así fue, las personas se levantaban y conforme el concierto iba sucediendo, más grandes eran sus sonrisas.
También era totalmente esperado que conquistara los corazones de los presentes. Como ya dijimos, es uno de los veteranos del rock argentino y que ha dejado huella en el rock latino en general. Y desde el inicio con Ciudad Liberada, ya todos estaban perdiendo la cabeza, los pechos suspiraban hondo.
Páez es un maestro y lo demuestra a cada minuto que está en el escenario. Acompañado de músicos geniales, sabe dar más que un show. Da todo de él mismo para que todos los presentes sientan la magnificencia de sus composiciones. Así fue que a cada canción parecía que le estaban subiendo al volumen de la gente. Hasta llegar al tope de la perilla y entonces no quedaba más que lo inevitable: el fin del concierto con dos increíbles y muy afamadas canciones del rockero, Dar es dar y Mariposa Tecknicolor.
Y con esa forma tan suya de entregarse al público, se fue despidiendo del público tapatío que lo abrazó con sus aplausos, sollozos y gritos de emoción imposible de contener. Sin duda, un gran espectáculo que dejó más que satisfecho al conglomerado de admiradores de Fito. Una noche alegre y tan llena de vida.