Él héroe que le cambió la vida a más de una generación
por: Enrique Palacios desde Perú
“Turn your radios on
I’ll appear right there, yes I will
Turn me up real loud
I’m in your ears”
(Van Halen – On fire)
Podríamos haber usado cualquier nombre rimbombante para titular esta nota, o podríamos haber hecho alguna referencia a esa maldita enfermedad llamada cáncer, pero preferimos “tomar prestadas” las palabras que escribió Valerie Bertinelli, su ex esposa: “Hace 40 años, mi vida cambió totalmente cuando te conocí”.
Y es que esta nota no va a hablar de “Jump”, ni a descomponer eruditamente sus increíbles solos, y mucho menos va a hablar sobre sus problemas con el alcohol o sus problemas extramaritales. Estamos muy tristes para eso.
Esta nota busca explicar un poco, a nuestro público más joven, porqué un montón de adultos, incluso algunos que ya son abuelos, han tomado esta noticia como una de las peores de este año, que ya venía bastante malo además.
Es muy fácil explicar la fama de Eddie Van Halen. Tan solo basta poner a todo volumen dos o tres canciones para que cualquier aficionada o aficianado a la música que se precie de serlo, lo entienda. Pero con Eddie, y con Van Halen en general, el asunto iba un poco más allá.
Eddie, y por consiguiente toda la banda, había logrado llegar a todo el mundo, en especial en 1984, cuando su disco, que curiosamente tenía como nombre el número del año, fue un éxito de ventas en EEUU y en todo el mundo, tanto que solo un disco como Thriller de Michael Jackson pudo superarlo.
Todo este éxito hizo que esos increíbles solos de guitarra del salvaje holandés, lleguen a público de diferentes edades y gustos. Primero estaban los rockeros, esos que pensaban que ya habían descubierto todo después de haber visto y oído a Hendrix, Jeff Beck, Clapton, y muchos más. Luego, estuvieron los que nunca se tomaron el rock en serio, pero sí podían escuchar tanto a Blondie, como a Bowie o a Pink Floyd. Por último, toda la gente relacionada al pop y a otros géneros, que incluso mencionaba, hasta ese entonces, al rock como una bulla inescuchable para desadaptados.
Pues bien, ese “tapping” a dos manos, conquistó el corazón de todas las personas que lo escucharon. ¿Eddie lo había inventado? No. ¿Era el mejor? Tal vez tampoco. Pero tenía la personalidad suficiente para subirse a un escenario y hacer que más de 100 000 personas se queden con la boca abierta y aplaudan al final como si no hubiese un mañana.
Además, Van Halen nunca sonó igual a otra banda. Era una banda novedosa y llegó para tapar un hueco que había en la música en ese entonces. Llegó para quedarse. Y fue, por muchas razones que sería ocioso mencionar, en gran parte gracias a su guitarrista.
Y no solo eso, también daba gusto verlo. Se veía un tipo bueno, amigable y humilde, pero con un sentido de la moda envidiable. Y ni hablar de los videoclips de la banda. Tenía la vida que cualquier chico o chica, o mayores, hubiese querido.
Es por eso, que muchas y muchos crecimos no solo escuchándolo, sino también queriendo ser como él, queriendo tener su look, queriendo poder hacer magia con la guitarra como la que solo él hacía, queriendo tener una banda, dibujando el logo de Van Halen en nuestras carpetas del colegio, pirateando sus cassettes; y viendo como muchas bandas que vinieron después, no llegaron a ser tan novedosas, o a gusto de muchas personas, tan buenas como ellos.
Es duro ver como fallece alguien que escuchaste toda tu vida, así nunca llegaras a verlo en vivo, realidad que tuvimos las personas que vivimos en países donde los “Halen” nunca se presentaron. Ahora, en un mundo más conectado, con tanta música, y con bandas grandes girando el mundo entero, tal vez esto sea un poco inentendible.
Pero Eddie era nuestro ídolo, y ya no está con nosotros. Era como un miembro más de cada familia que alguna vez tuvo un álbum de Van Halen sonando en casa. Descansa en paz Mr. Edward.