Noche de Salón con Enjambre

La noche se vistió de gala

Reseña por Leonardo Ramirez y Fotos Jairo Montañez

Los proyectos para hacer nuevas versiones de las canciones más afamadas de una banda es algo que siempre llama la atención, ya sea porque hacen una versión acústica, porque les cambian el género o ritmo, les hacen remixes o simplemente grabaron una segunda versión que al final les gustó más. Bajo ese término, Enjambre está presentando Noches de Salón, donde reversionan sus canciones más reconocidas e hicieron que Guadalajara se vistiera de tacuche para su concierto.

Me tomaba una chela con una compañera de trabajo en las Wingman sobre Niños Héroes, mientras le contaba sobre una situación sentimental que estaba cargando, llegaron dos sujetos muy bien vestidos (para mí que tengan fajada la camisa ya es suficientemente formal), aunque uno hasta moño traía. Debido a que está muy cerca el Teatro Diana, supuse que iban al concierto de Enjambre, por lo cual le decía a mi acompañante que había escuchado ya una de las canciones en su nueva versión y que era una especie de tropicalización a la balada rockera que tocaba la banda.

Tomé el camino al recinto donde se presentarían y empecé a ver más gente vestida con elegancia conforme más me acercaba y yo iba de jeans, tenis, una playera que dice “That’s what I do, I drink and I know things” y una chamarra de mezclilla por si acaso la temperatura bajaba al momento de salir del concierto. Entré al café del lugar para verme con el fotógrafo a quien tenía mucho sin ver y veíamos como llegaban aún más personas vestidas con tal formalidad que nos hicieron sentir fachosos. Creo que avisaron en redes o algo así dijo el encargado de la fotografía esa noche. La verdad no sabía nada, pero me parecía increíble cómo se han hecho de una base de fans tan fieles que fueron vestidos para la ocasión (como Cerati decía que había que vestirse).

Se notaba perfectamente que no era el escenario usual al que Enjambre tenía acostumbrados a los que los seguimos de tiempo atrás. Recordando con una linda mujer sobre una vez que estuvieron en Avenida México y Chapu (curioso que hayamos compartido lugar para verlos gratis) recordábamos cómo era verlos en vivo, por más distorsionada que estuviera nuestra percepción por las sustancias que hayamos ingerido. Veía un contrabajo y percusiones, además de un acomodo que me hacía pensar en las big bands del siglo pasado.

El lugar estaba lleno. Todos bien entacuchados y perfumados. Parecía que estaba llegando más bien a una ceremonia de graduación o unos quince años. Las filas para comprar bebidas heladas para refrescar la garganta eran enormes, pero no tanto como creería, tal vez porque nadie se quería perder ni un minuto de una ocasión tan especial. Y vaya que no podías perderte de nada, cada detalle del evento era importante. Yo en un par de ocasiones debía esforzarme en reconocer qué canción estaban tocando a pesar de los años que llevo siguiendo el trabajo de la banda.

Aunque cada versión nueva de sus canciones clásicas era excelente, perdí el piso al escuchar Manía Cardiaca. Claro que disfruté de Elemento, Dulce soledad y Visita que siempre han sido de mis canciones favoritas de la banda. Pero cuando Manía Cardiaca fue interpretada, las cosas que hablaba en el Wingman con mi compañera de trabajo volvieron a retumbar en las paredes de mi cráneo y como un eco cacofónico que se adhiere a las paredes de una caverna por lo desastroso que se siente. Como si el ruido fuese a causar un derrumbe y se viene la destrucción, así que me deshice. Me dejé llevar por aquello que me está aquejando en estos días en un momento tan extraño de mi vida, justo como la primera vez que escuché esa misma canción cuando era muy joven.

Fue más que esplendido. Pude rememorar cosas que las canciones de la banda han acompañado, a pesar de que las versiones son nuevas. Es una forma de reinterpretarse a sí mismos que dio en el blanco. Esos cambios han dotado de un interesante ambiente fiestero pero melancólico a su repertorio. Entiendo perfecto la razón por la cual los fans son tan acérrimos, porqué fueron todos tan elegantes y porqué supe desde un inicio que sería una ocasión sumamente especial.

 

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