212
Lluvia, frío y música por doquier.
¿Es acaso el clima precario un modo de
perderse un evento tan esperado en Guadalajara como el 212? La respuesta es
obvia. La avenida Chapultepec nos recibió a todos en cada cuadra con sonidos
geniales y distintos. Gente yendo, caminando a buscar su mejor opción para
regocijarse, para llenarse de calidez sonora porque la verdad estaba helando en
la calle.



La bandas sonaban fantástico y la lluvia
sólo le daba un cierto ambiente a sus interpretaciones que sólo se conjugaba
con el entusiasmo de los seguidores de las mismas. Gritando de emoción al
escuchar que seguían quiénes iban a ver y por quien soportaban tener el cuerpo
húmedo y frío. Coreando las rolas que se sabían. Aplaudiendo entusiasmados.
Brincando y bailando cuando era necesario. Así es cómo se evita resfriarse a
diferencia del reportero en cuestión que amaneció todo malo.
Pudimos disfrutar de un montón de
géneros, desde las aperturas y las clausuras de cada escenario. Pudimos
escuchar surf, electrónica, pop, folk, rock. Creo que todos podíamos elegir
conforme mejor nos pareciere para maravillarnos. Algunas damas enfrentaban el
clima perpetuando la primavera en sus ropas. Algunos chicos desafiaban a la
naturaleza bailando entre la gente sin playeras. Buscando la mejor manera de
ambientarse.
¿Valió la pena sufrir lo que se haya
podido sufrir el sábado por la tarde y noche? Pues, claro. Yo digo que se debe
apreciar que se puede disfrutar de un gran evento como este, con tantos géneros
en su haber, de manera gratuita. Convertirnos en una masa que podía escuchar
cada nota desde el primer hasta el último escenario y que simplemente nos
definíamos por no perecer ante las adversidades y mantenernos “con vida“ hasta
quedarnos satisfechos.

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